INFIERNO
Vilariño de Conso, allí
es donde estaba mi finca, bueno o estaba antes de que pasara.
Vilariño de Conso es un
pueblo de Ourense no muy grande donde todos los vecinos nos conocemos y nos
reunimos la mayoría de los sábados en la plaza del pueblo para hablar de los
problemas de la actualidad. Estos últimos días no se habla más que de política,
que si Cataluña por aquí que si Puigdemont por allá. También quedamos en verano
para ir al lago a tomar el sol y los más pequeños a bañarse.
Yo trabajo de camarera
en uno de los bares de Vilariño y cuando vuelvo a casa por la tarde después de
trabajar me dedico a mis animales y a mi pequeño huerto donde tengo plantados
guisantes y judías. Y por las noches salgo al bosque de al lado de mi casa a
pasear y a despejarme de los problemas del día a día.
Todo esto cambió el 7
de octubre del 2017.
El despertador sonó
como siempre a las cinco y media de la mañana, me vestí, desayuné y me fui a
darle de comer a mis animales; saqué a los caballos de la cuadra, recogí los
nuevos huevos que habían puesto las gallinas y ordeñé mis vacas. Después de
todo me fui a trabajar, hoy solo me tocaba turno de mañana por lo que a la una
en punto ya estaba de camino a mi casa. Cuando llegué, comí y me eché una
siesta. De repente oí el relincho de los caballos, el ladrido de los perros y
nada más abrir los ojos vi que mi casa estaba cubierta de humo y el aire era
casi irrespirable. Rápidamente salí de casa y lo único que veía era humo al
fondo, pero cada vez más cerca; a un lado y a otro los vecinos gritaban y
lloraban. Me dirigí lo más rápido posible a las cuadras para sacar a todos los
animales e intenté coger a todas las gallinas que había; junto a ellas intenté
huir de lo que se había convertido en un infierno.
Cuando nos íbamos
alejando de lo que era nuestra casa me entró miedo, miedo a perder a mi
familia, miedo a perder a mis amigos, animales y en total miedo a perder mi
vida. No entendía cómo podía haber pasado algo tan terrible en tan poco tiempo.
No paraba de oír; ¡Socorro!, ¡Ayuda por favor!... y en una de esas veces vi que
una mujer pedía ayuda en una casa de las afueras del pueblo. No podía dejar a
esa mujer sola en tan terribles condiciones así que paré y me acerqué. Cuando
pasé por la puerta vi que era una mujer muy mayor, estaba muy nerviosa y tenía
miedo, rápidamente me acerque a su lado la intente calmar y la ayude a
levantarse del sillón en el que estaba sentada le cogí de la mano e intentamos
correr lo más rápido posible para llegar a la carretera donde encontramos a la
policía señalando y gritando para que fuésemos allí.
Al llegar a la
carretera vi que estaban la policía y la ambulancia atendiendo a los vecinos
que estaban heridos y tenían problemas respiratorios. Esa noche el pueblo
entero durmió en un hotel de un pueblo más alejado.
A la mañana siguiente
nos acercamos a lo que había sido nuestra casa, vimos la cantidad de árboles
convertidos en cenizas, humo… vimos un paisaje desolador. En mi cabeza
retumbaba solo una única pregunta ¿Por qué?
En los medios de
comunicación decían que el incendio había sido provocado en diferentes puntos
para hacer el mayor daño posible ¿Por qué alguien querría provocar tantas
desgracias con pérdidas humanas?
Tengo que reconocer que
fue la semana más dura de mi vida. Durante esa semana todos los vecinos y no
vecinos, policías, bomberos… nos reuníamos para apagar ese horrible incendio.
Allí me di cuenta de que al igual que hay gente loca, malvada… hay gente buena
que le da igual dejar su vida con tal de ayudar a otras personas.
Hace ya un mes de aquel
horrible día y sigue habiendo casas sin restaurar pero gracias a Dios la cosa
en nuestro pueblo va volviendo a la normalidad.
Lucía Marín Fernández
4ºE 8/11/17
Comentarios
Publicar un comentario