Ignacio del Cuvillo (La verdad invisible)



LA VERDAD INVISIBLE

Un veintinueve de septiembre de dos mil diecisiete, en un apartamento de Las Tablas, Madrid, un hombre llamado Carlos, se estaba despidiendo de su familia, ya que tenía que alejarse de ellos por un tiempo. Tenía que ir a Barcelona para apoyar a sus compañeros por la defensa de la unidad de un país, e impedir un referéndum ilegal.
Ya de camino hacia Barcelona, con sentimientos contradictorios, dado que lo que más quería era a su patria y defender su unidad ante todo y eso le animaba a ir y lo mantenía feliz, pero también sentía una gran pena por abandonar a su familia, a sus dos hijos y a su mujer embarazada.
Al llegar a Barcelona, Carlos se esperaba otra bienvenida, pero se encontró con una marabunta de gente gritando y abucheando a todos lo policías que lo único que estaban haciendo era proteger a los ciudadanos y evitar una independencia ilegal.
La noche para Carlos fue dura, ya que los gritos de los manifestantes no le dejaban dormir y no solo eso, ya que no pudieron alojarse en el hotel. La caridad de algunas personas pudo superar el odio de muchas otras, ya que se les ofreció diversas veces la oportunidad de alojarse en casas de ciudadanos de Barcelona.
Al final se alojaron en un camping, libre de gente molestando, y a partir de ahí ya fue una noche libre de molestias y tranquila.
Ya era treinta de septiembre, víspera del referéndum, Carlos siente como el ambiente es mucho más tenso que antes, y nota como cada vez se pone más nervioso, por que aunque los policías parezcan muy fríos y que no les afecte nada, ante tal panorama, no podía evitar que los nervios se apoderen de él, pero ante todo sabía que tenía que mantener la compostura y mantenerse firme, por que el siguiente día sería un día clave en la actual España. Mañana los independentistas intentarán votar por la independencia de una forma ilegal.
Carlos se da cuenta que no es al único al que afectaban eso nervios, hay falta de comunicación entre sus compañeros, a pesar de todo, es normal por que al fin y al cabo es llevar sobre sus hombros mucha responsabilidad, una responsabilidad que tienen que acarrear por que personas con mayor cargo no han sabido manejar. A pesar de todo también se sienten orgullosos de poder representar a su país en un día tan importante y ahora solo esperan al esperado uno de octubre.
Llegado el esperado uno de octubre a las cinco y cuarto, Carlos se había levantado temprano por que tanta responsabilidad y nervios no le dejaba dormir bien. No había sido el único en haberse levantado temprano varios compañeros ya se habían levantado antes que el y otros tantos habían coincidido con el al levantarse. Carlos en lo único que pensaba era en su familia, sabía que no podía llamarles ya que era muy pronto pero siempre les llevaría presentes.
Tras desayunar, se puso el uniforme ya preparado para salir a Barcelona a defender a su país y los derechos de los ciudadanos y a salir a hacer lo que otras personas no habían podido detener y a frenar lo que personas pensando en su propio bien habían provocado.
Ya en las calles de Barcelona Carlos con sus compañeros se encargarán de detener a la marea de personas que se dirigen a votar. Pero no era fácil ya que tenían que controlar a las numerosas personas y también tenían que enfrentarse a los mosos, ya que se habían puesto de lado de la gente y del referéndum, no por su propia elección más bien por órdenes de superiores, ante lo que no podían hacer nada.
Carlos intentaba detener a la gente, pero eran muy numerosos igualmente lo intentaba y lo intentaba hasta caer en el cansancio. Lo que más pretendía Carlos era no tener que pasar a la violencia, pero no pudo contenerse ante un encapuchado con una barra de metal que iba directo hacia el, tuvo que sacar la porra y arremeter contra el encapuchado, tras eso todo paso muy rápido, un grupo de vándalos encapuchados se abalanzaron ante él, y no pudo con ellos y calló desmayado ante tal torrente de golpes.
Al día siguiente ya pasado todo, Carlos se despertó en un hospital recordando levemente lo ocurrido el día anterior, y en lo que no paraba de pensar era en su familia, ya que deben de estar preocupada y lo primero que hizo fue llamar a su familia. Su mujer estaba muy preocupada por el y se dedicó a tranquilizarla y a decirla que se encontraba bien.
Carlos en el mismo hospital, se puso a ver la noticias y todo era el referéndum y desde el punto de vista de las noticias “ la brutalidad policial”, Carlos no paraba de ver imágenes de manifestados siendo atacados por la policía y en las noticias lo único que escuchaba era el número de manifestantes heridos.
Lo que más sorprendió e impactó a Carlos en las noticias fue un vídeo en el que aparecía un policía arremetiendo contra un manifestante con el título de “La policía golpea sin miramientos a los indefensos manifestantes”. No fue la noticia en si lo que llamó la atención de Carlos, si no que en el vídeo reconoció al encapuchado y se reconoció a sí mismo como el policía y recordó esa escena.
Pero lo importante es que la escena de la agresión solo se extiende hasta cuándo Carlos agredía al encapuchado y se corta antes de que los demás manifestantes se abalancen sobre Carlos, causándole daños graves magullando sus músculos y huesos contra el suelo.
Y todo esto repercutió en las relaciones de Carlos con quién le rodeaba ya que tenían una imagen falsa de el y no le llegaban a creer y tenían en sus retinas lo que era un Carlos violento agrediendo a un desarmado y pobre manifestante que luchaba por sus derechos.
Muchas veces lo que no vemos, por que no queremos verlo o por que no nos lo quieren mostrar, es la gran verdad. Ante todo no siempre es lo que parece y se pueden llegar a torcer las cosas y quién parece el agredido puede llegar a ser el agresor.


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