La Historia de Henry
Hunter
El
6 de Junio de 1895 comenzó la historia de mi vida. Yo vivía en Baltimore,
Estados Unidos, con mis padres y mis 4
hermanos. Solíamos ir a misa los domingos y comer en el patio de la granja de
mis padres mientras mi abuelo nos contaba historias. Yo sabía que mi vida iba a
ser tranquila, en la granja de mis
padres, con mi familia. Mi padre solía recordármelo, y la verdad, no me
quejaba, me gustaba la idea de vivir relajado en la naturaleza y no agobiado en
las tristes multitudes de las grandes ciudades. Ya con 9 años mi padre me puso
a trabajar en el campo, y la verdad me
gustaba la idea, aunque a veces mi padre me regañará por quedarme jugando con
mis hermanos menores. Años después ya planeaba casarme con mi novia pero no era
momento ya que mi hermana iba a partir hacia Europa, como médica de la Cruz Roja
en la Gran Guerra. Ella siempre fue muy
solidaria y aventurera, y aunque a mis padres no les gustará la idea, ella estaba
decidida a ello. Embarcó y nos llegaron algunas cartas suyas, le gustaba el
barco aunque los marineros eran a veces muy pesados, excepto uno que era
cocinero en el barco y muy amable con mi hermana. El 15 de mayo de 1915 corrió
por el pueblo el rumor sobre el hundimiento del barco, no lo creíamos, así que
fuimos a por el periódico y decía así:
“El
pasado 7 de mayo el transatlántico Lusitania fue hundido por un bloqueo naval
por parte de una flota de submarinos alemanes, cerca de la costa francesa.”
Mi
hermana solía decirme que ella luchaba por las cosas que quería, como hacía
Estados Unidos. Por ello en Abril de 1917 comenzó la guerra por parte de
nuestro país, guerra a la cual más de 2.000.000 de soldados irían, por ello
decidí alistarme. Mi madre me decía que no lo hiciera y, sin embargo, mi padre
me apoyaba en la decisión.
En Agosto partimos en dirección Francia, a la
cual llegaríamos en Noviembre. Nada más llegar
el sargento nos llevó hacia el norte, exactamente a la zona de Marne, zona que llevaba cuatro años en conflicto. Entramos en
lo que sería nuestra casa durante el próximo año. Ratas, sangre y miseria era
la definición perfecta de ese lugar. El
resto de Soldados nos miraban con
desprecio y nos decían que nos fuéramos. “Tengo que salir de aquí” me repetía, “donde
me he metido” susurraba, tenía miedo, mi
madre tenía razón. Pasó un mes y de mi barco solo quedaba
la mitad de los soldados. Cuatro meses más tarde nuestro sargento fue disparado
en la pierna y como había visto a mi padre en la granja le paré la hemorragia,
por ello me ascendió de soldado raso a sargento suplente y deje de dormir
rodeado de ratas y paja para tener al menos un colchón.
Siete meses de guerra, seguramente los peores siete de mi vida, pero en los que
más aprendí. El 11 de noviembre de 1918 firmado
el Armisticio para finalizar la Gran Guerra que entraría en vigor en un par de
minutos, observamos un bloqueo alemán con dos ametralladoras. Pensé “Todavía no
ha acabado la guerra, tengo a que vengar a mi hermana” de forma que salí
corriendo en contra de las normas de mi Sargento que me gritaba desde la
trinchera, me acerque a los alemanes velozmente y me hicieron gestos, todos
sabíamos que quedaba menos de un minuto para finalizar un conflicto que ni
ellos ni nosotros habíamos provocado. No pensaba con claridad, estaba muy
concentrado y nervioso, disparé dos veces. Antes de darme cuenta escuché un
ruido atronador, “El fin de la guerra” pensé, y mientras pensaba ocho balas atravesaron mi tórax y la sangre
manchaba mi uniforme, escuché el grito de mi Sargento mientras mis ojos se
cerraban poco a poco, ahora si, sonaron las trompetas, la guerra había
finalizado.
La
historia de mi vida, en honor de Henry
Hunter, último soldado de los 13 millones abatidos durante la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial.
Gonzalo
Moreno de Rosendo, 1ºA, Nº15, 11 de Noviembre de 2017
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