Jaime Prada Ramos (Al infierno por su culpa)



AL INFIERNO POR SU CULPA


Nací en España, Europa. Fue un proceso complicado, igual que el de todos mis hermanos y hermanas.

Nos empaquetaron cómodos, con paredes blandas para evitar accidentes.

Desde dentro se oía todo lo que pasaba alrededor a pesar de estar bien protegidos.

Mi vida se ha basado básicamente en viajar. Desde Europa me llevaron a Yemen, un lugar en el que hablan diferente a los españoles, no sé qué era, pero era un idioma agresivo. Parecía que les gustábamos porque muchos de mis compañeros sonaban de fondo a todas horas.

Daba miedo, porque a veces no salía bien y se oían gritos. Parece ser que no eran expertos.

Lo pasé muy mal pero tuve la suerte de que no me utilizaran en toda mi estancia allí. Yo estaba en algún sitio cerrado, reservada para algo. Pasaron varios días y escuché que se abría la puerta del sitio en el que estaba, me iba de viaje de nuevo. Me hubiera gustado poder ver desde donde estaba, porque solo me enteraba de la mitad de las cosas y no podía ver mi entorno.

Escuché una voz española, por suerte, aunque con un acento que me recordaba al idioma de Yemen, y decía que me iban a llevar a España de vuelta, parece ser que habían encontrado a alguien dispuesto a usarme. Yo solo deseaba que fuera un experto, porque ya estaba cansada de gritos y accidentes.

Cuando llegué a España ya me enteraba de todo. Parece ser que era ilegal estar allí a pesar de haberme fabricado ellos. Un cosa muy rara.

Después de unos días de viaje, llegó mi día. Íbamos solamente dos compañeras y yo, o eso creo. Se oían muchas voces de fondo. Escuché que estábamos en Madrid, por el centro y nos dirigíamos a la sala But, junto al teatro Barceló. Me resultó extraño que me fueran a usar allí porque había oído hablar de esa sala y había eventos continuamente.

Sería un gran derribo, importante supongo, puede que el edificio estuviera mal construido o algo.

Mientras nos acercábamos, yo oía un montón de voces, muchas a la vez. Sentí que entrábamos en un lugar cerrado. Había voces de fondo con ritmos, yo no sabía lo que era pero pensé que sería eso a lo que los humanos llaman música. No lo había sentido en mi vida.

¿Qué hacía yo ahí? Esa era la pregunta. Además, oía y sentía todo con más claridad, ya que me habían sacado de la caja y me habían metido en otro material, un saco, como de tela, y estaba cubierto por algo más.

Mientras pensaba en qué iba a pasar, se oían unos gritos, todos llamando a la vez a la misma persona, la felicidad se podía sentir, oler, y sobre todo, se podía escuchar.

Era la mejor sensación que había tenido nunca, y parecía que también lo era de las personas que ocupaban el lugar. Todo era alegría, risas, y música, sobre todo música, hasta que de pronto noté que me movían mucho, a la vez que se oía una canción en directo, una canción cuya letra, a pesar de ser triste, emocionaba tanto como la experiencia que estaba viviendo.

Noté que alguien  me estaba sacando de mi escondite, de la bolsa en la que estaba.

De repente, empecé a comprender todo: había sido creada para matar.

Alguien como yo, que mi ilusión en la vida era demoler un edificio para que otro fuera construido después, o incluso derribar un muro que separa a la población, para unirla, en una cantera para obtener piedras, o en una montaña para construir un túnel que permita el transporte de cientos de cosas que no dañan a nadie.

Podía servir para todo eso y, sin embargo, me van a usar para matar. Mi existencia no tiene sentido, mi fin no es el que yo esperaba.

Soy una asesina sin querer serlo.

Exploté sin darme cuenta y el ambiente decayó y la alegría se extinguió, pero los gritos seguían aunque tenían significados diferentes.

La gente seguía con los ojos como platos, aunque ya no era de emoción sino de terror.

Yo me había convertido en mil pedazos y, a pesar de morir, seguía viéndolo todo, incluso más claro.

En el infierno estaban todos mirándolo, no era la única, había muchas más víctimas.

Los humanos nos condenaron a atentar contra la vida.

Jaime Prada Ramos
1º A
Mayo 2017

Comentarios