Guillermo Urzaiz (Una historia de otras muchas a causa de la guerra)




UNA HISTORIA DE OTRAS MUCHAS A CAUSA DE LA GUERRA

Cuando mi abuela era una niña pequeña, España estaba sumida en una guerra. Ella no se daba cuenta porque no sufría los efectos de la guerra ya que seguía jugando como de costumbre con sus amigas y yendo al colegio, y no entendía casi ni lo que era una guerra. Sus padres y tíos no tampoco se lo querían explicar para que no les entrase el miedo.

Un día como cualquier otro el padre de mi abuelo (mi bisabuelo) desapareció de casa durante una temporada, al cabo de unos días sus hijas ya le echaban mucho de menos su madre las contaba que volvería pronto, que estaba trabajando en otra ciudad, y que cuando vuelva irían juntos al circo. Pero la verdad es que el ejército le había reclutado forzosamente para la guerra, para luchar en el frente junto a sus dos hermanos.

Ya en el frente la obsesión de él y sus dos hermanos era salir de ahí como fuese y volver a su casa. Una noche en el frente, los guardias no estaban y era la ocasión perfecta para escaparse; en ese momento unos cuantos de su pelotón salieron sigilosos y pero muy veloces, entonces vimos el momento e hicimos lo mismo. Dos de nosotros pudimos salir pero el pequeño no lo logro.

Llego a casa una noche de primavera, le tiro una chinitas a la ventana del cuarto de su mujer, al verle salió sigilosa pero emocionada, no podía contener las lagrimas; le dio ropa limpia, y comida. Al volver a su casa después de la huida lo más importante es que no le viera nadie porque podían decírselo al ejercito, en su casa no se podía quedar asique aprovecharon la oscuridad para ir a un viejo pajar en el monte donde estaba el ganado, entro por una ventana en el tajado, y allí se quedo, en una zona aboardillada. Ya llevaba allí unas semanas cuando un vecino del otro bando le vio, aun así no dijo nada

Todos los días su mujer iba a la cuadra con la excusa de ver como estaba el ganado, las niñas se quedaban jugando fuera en el prado, desde allí oían a su madre hablar y cuando regresaba le preguntaban que con quien estaba hablando y su madre les respondía “con las vaquitas hijas, con quien iba a hablar??

Termino la guerra y todo volvió a la normalidad, el padre de mi abuela volvió a casa y siempre estuvo agradecido a la familia del vecino. Pero por desgracia no le pudo dar las gracias personalmente ya que como era del bando perdedor un día vinieron a buscarle y no le volvieron a ver, y tampoco volvieron a ver a su hermano pequeño ya que murió en combate.

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