LEYENDA Y REALIDAD
Siempre me he preguntado
si la expresión latina “Memento Mori” es un Tópico Literario sin más o si
realmente forma parte de nuestra Historia.
Todo empezó cuando unos
amigos míos decidieron venir a verme a
mi pueblo. Les dije que vinieran con calzado cómodo porque todas las calles
están en cuesta y empedradas.
Sepúlveda no es un pueblo
demasiado grande en tamaño pero sí en contenido, así que le dije a mi abuela
paterna que me contara la historia de su pueblo. Y organicé la excursión.
Partimos de la Plaza que
se encuentra fuera del recinto amurallado. Nos situamos frente al reloj de la
Plaza para ver el Castillo que fue una fortaleza romana. Desde la Plaza nos
fuimos al Santuario de la Iglesia de la Virgen de La Peña. Por la parte de
atrás de esta Iglesia, hay un Mirador donde pudieron ver las Hoces del Río
Duratón. El panorama les pareció impresionante por las vistas y por la gran
cantidad de buitres que planeaban por las Hoces; alguno que otro se llevó un
buen susto ya que los buitres sobrevolaban por encima de nuestras cabezas. La
Virgen de la Peña es el Santuario que guarda a la Patrona de Sepúlveda. Y fue
aquí precisamente donde pudimos leer una inscripción en la increíble portada
románica de esta Iglesia. La inscripción era “Memento Mori”. Hasta este
momento, no me había dado cuenta de este curioso detalle.
Al día siguiente acudí a
la Oficina de Turismo y quise enterarme de qué hacía esa inscripción en este
Santuario y me dieron una explicación muy interesante. Me dijeron que nunca se
había sabido a ciencia cierta dónde vivieron los romanos pero lo que sí que
estaba claro es que hubo una época en la que se asentaron en esta zona y que,
desde luego, pasaron por Sepúlveda…
Para entenderlo, tenemos
que remontarnos a la Antigua Roma. Cuando un general desfilaba
victorioso por las calles de Roma, tras
él un siervo se encargaba de recordarle las debilidades del ser humano, con el
fin de evitar que incurriese en la soberbia y pretendiera, a la manera de un
dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la
ley. Lo hacía pronunciando esta frase: “Respice post te! Hominem te esse
memento! Memento mori!” que significa: “Mira detrás de ti.
Recuerda que eres un hombre. Recuerda que morirás.”
Mis
amigos y yo descubrimos que, aunque las cosas forman parte de la Historia,
siempre hay algún pequeño detalle que te hace revivir el pasado. Aquel día
disfrutamos mucho porque nos llegamos a sentir como auténticos historiadores.
Prometieron volver y... ¡a
ver qué nos ocurre la próxima vez!
GONZALO RONCERO ÁLVAREZ
- 1º B - 3 de
Junio de 2017
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